Tipología Textual

Unidad de Apoyo para el Aprendizaje

Iniciar

Introducción


Los textos académicos emplean técnicas de escritura como la narración, la descripción, la exposición y la argumentación; en la mayoría de los casos, predomina una de ellas, pero se tiende a combinarlas. Por esto último, es importante distinguir cuáles son las características de cada técnica, para determinar cuál nos conviene usar según la tarea escritural que nos soliciten.

Ilustración de la bandera mexicana

Pixabay. (2015). Técnica de escritura [fotografía]. Tomada de https://pixabay.com/es/por-escrito-escribir-persona-828911/

Identificar una tipología textual, a través de sus propiedades, para aplicarlas en la elaboración de un escrito escolar.

¿Qué es la tipología textual?


Existen diferentes tipos de textos que podemos identificar por sus características. Algunos se centran únicamente en informar, mientras que otros tienen la intención de contar una historia; otros más intentan convencernos de un hecho y otros simplemente pretenden describir un objeto, una acción, etc.

A esta reunión de variaciones y puntos en común que reconocemos en los textos como diferencias y semejanzas entre sí, lo llamamos tipología textual; se forman categorías de clasificación en las que podemos determinar cuál es la función de un texto, de acuerdo con el mensaje que se quiere transmitir, así como el género al que pertenece.

Según Loureda (2009), “[…] La clasificación estable de los textos sirve para poder hacer predicciones sobre la organización y el contenido de los textos a partir de sus estructuras” (p. 54); es decir, el desarrollo de esta habilidad nos permite identificar cierta regularidad en el comportamiento de los textos que podemos usar a nuestro favor; por ejemplo, para poder identificar mejor un mensaje en un texto que necesitamos comprender, cuando estudiamos un tema, podemos extraer mejor las ideas principales y ser capaces de transmitir con mayor claridad nuestros propios mensajes.

Resulta fundamental saber determinar cuál es la modalidad discursiva que debe imperar en un texto escolar —por ejemplo, un ensayo, una monografía o una reseña académica—, para que seas capaz de adaptar los rasgos que sean pertinentes en el cumplimiento del formato correspondiente.

Aunque existen muchas maneras de clasificar los textos, se puede partir de diferentes puntos para determinar sus semejanzas; mencionamos, a continuación, los elementos que se deben tener en cuenta para determinar la pertenencia de un texto a cierta clasificación:

  • Los rasgos puramente textuales: Se toma en cuenta el tipo de palabras que se utilizan en su elaboración: los verbos, cuando se cuenta una historia o los adjetivos cuando se describe un objeto. Esta clasificación se centra exclusivamente en las características internas del texto.
  • Factores comunicativos:Se fija la atención en la intención del hablante, en la relación entre los interlocutores, en la condición del oyente, en la situación comunicativa y en el contexto y la función global del texto.
  • Una combinación de los dos puntos anteriores: Para esta postura, resulta tan importante considerar los rasgos internos de un texto como los externos para determinar cuál es su lugar entre los diferentes tipos de textos. Generalmente, este punto de vista considera que los textos son una construcción heterogénea, por lo que los textos son una combinación de diferentes tipos de textos al mismo tiempo.

La tipología textual más eficiente fue iniciada por Werlich, que toma en cuenta el segundo punto de vista, para relacionar la forma del texto con los procesos de categorización de la realidad por medio del pensamiento (Loureda, 2009).

Dicha clasificación se divide en los siguientes tipos: descripción, narración, exposición y argumentación. Básicamente, las modalidades discursivas nos acercan a un fin determinado; los textos, por la forma de transmisión de información, los denominaremos literarios y académicos. Estas tipologías textuales no se encuentran aisladas, pues algunas de ellas son compatibles en sus características. Iniciemos por estudiar las tipologías textuales que nos ayudarán a ejercitar nuestra redacción.


Tipología textual.

Tipología textual

Descripción


La descripción es una de las tipologías textuales básicas en la vida escolar y el entorno cotidiano. Día con día, describimos los objetos, personas, situaciones de nuestras diversas actividades. Describir es un procedimiento mediante el cual se presenta un objeto, situación, persona, contexto real o imaginario, mediante la palabra, a otro individuo; tiene la misión de mostrar algo a otros, destacando sus propiedades extrínsecas e intrínsecas. Hay quienes podrían clasificarla como un texto que, con palabras, pone en presencia de alguien, algo real o imaginario.

En la escritura académica, estos requerimientos son constantes, sobre todo, cuando se trata de mostrar procedimientos, evoluciones históricas, marcos contextuales de un hecho científico o humanístico, etc. Por lo pronto, consideremos que una descripción tiene ciertas especificidades:

El nombre exacto de aquello que se describirá, por ejemplo:

Búho en tierra

Búho en tierra

Utilización de otras palabras para expresar lo mismo.

Una lechuza a ras de piso.

Ésta se compone de dos elementos del objeto a describir:

  • Partes: Segmentos en los que se puede dividir la cosa descrita.
  • Propiedades: Los elementos que caracterizan lo descrito.

Se componen de dos aspectos:

  • Asociación: Se relaciona la cosa descrita con algo conocido.
  • Contexto: Universo en el que se encuentra la cosa.

Al estructurar lo anterior en un esquema descriptivo, queda lo siguiente:

Anclaje:"Búho en tierra"
Reformulación: "Una lechuza a ras de piso"
Partes Propiedades Asociación Contexto
•Cuerpo
•Cabeza
•Rostro
•Pico
•Patas
•Ojos redondos
•Esponjado
•Plumaje grueso e impermeable
•Mirada penetrante
•Blanco y gris
•Limpio
•Inteligencia humana
•Cultura
•Aprendizaje
• Noche
•Visibilidad
•Naturaleza nocturna
•Sapiencia
•Bosques
•Universidades
• Animaciones
•Películas
• Zoológicos
•Panteones
•Uniformes

Ahora, con los elementos anteriores, podemos redactar una descripción de forma ordenada, secuenciada, que parte de los elementos más básicos de este animal, hasta los entornos diversos en donde se le puede encontrar o imaginar:


Búho en tierra
El búho o “lechuza a ras de piso” tiene un cuerpo firme; sus patas son visibles, la cabeza muestra un rostro con pico y ojos redondos; su plumaje es grueso, blanco con gris, esponjado y limpio, y su mirada resulta penetrante. A los búhos se les asocia con la inteligencia humana, la cultura, el aprendizaje, pero también con la noche, la buena visión, la naturaleza nocturna y, mitológicamente, con la sabiduría. Los podemos encontrar en los bosques y logotipos de escuelas y universidades, en películas de suspenso, zoológicos —en los aviarios—, ocasionalmente, en panteones y su imagen está en muchos uniformes escolares de kínder.


Por supuesto que esta descripción es totalmente perfectible, pero es un inicio para redactar una más compleja. Ahora bien, es importante que notemos el uso que tienen aquí los signos de puntuación. El punto y coma separa las partes de las propiedades, pues ambas están muy vinculadas entre sí, con una pausa más amplia. Por su parte, el punto y seguido nos ayuda a distinguir entre la asociación y el contexto del animal. En este caso, no se recomienda el uso del punto y coma porque ambas secuencias descriptivas son más independientes que las anteriores.

Podemos apreciar que la descripción es una modalidad discursiva rica y polifacética, pues depende de la precepción subjetiva de quien describe y de la cual podemos obtener gran provecho al momento de escribir, siempre y cuando se someta a nuestros requerimientos comunicativos, es decir, al propósito comunicativo de nuestra producción textual.

La narración


La necesidad de contar historias tiene una larga tradición escrita de más de 5000 años; sin embargo, es una práctica bastante más antigua que probablemente acompañó al ser humano desde su nacimiento. Esta ancestral práctica cultural permitió el desarrollo de la vida en sociedades, a tal grado que nos hemos acostumbrado a incluirla en nuestras conversaciones cotidianas sin detenernos a reflexionar en ella.

Por eso, ante la dificultad de distinguir su presencia, nos enfocaremos en reflexionar sobre sus componentes que nos permitirán definirla. La narración es una sucesión de acontecimientos, en donde le ocurre “algo” a “alguien”. Es la expresión de un evento, organizado de una determinada forma, en donde uno o varios sujetos se transforman, a partir de una secuencia de acontecimientos, siempre vertida por una voz. En este sentido, debemos aclarar que esta modalidad discursiva está presente tanto en el ámbito cotidiano y real, como en el ficticio.

Dentro de una historia dirigida por un narrador, los personajes se desplazan a través de una sucesión de acontecimientos, mismos que son relatados por la voz narrativa al mando de los hechos; en algún momento de la historia, hay un suceso que transforma la ruta de los acontecimientos; todo esto ocurre necesariamente en unas coordenadas espaciales y temporales que el narrador puede explicitar o no, pero siempre existen de manera literal o sugerida. Veamos brevemente en qué consiste cada elemento:


Narrador:

Es la instancia que cuenta el hecho; se le considera un filtro a través del cual se conocen los sucesos y las características internas y externas de los implicados en el hecho. Una narración puede estructurarse en distintas personas gramaticales —primera, segunda y tercera persona del singular o plural—. Esto es importante precisarlo, pues a partir de la identificación de la persona gramatical podemos profundizar más en la objetividad o subjetividad de la narración; es decir, si lo que se nos está contando es más creíble o no, más emotivo y menos racional o más impersonal y real, según la calidad de la narración y la cercanía que el narrador tiene respecto con los hechos que refiere.

Historia:

Es aquello que se relata; generalmente, es fácil identificarla, mediante la generalización de los hechos, respondiendo la siguiente pregunta: ¿qué se cuenta? No es necesario hacer descripciones detalladas, sólo se necesita ceñirse a los acontecimientos; por ejemplo, en una novela, esta pregunta se debe responder con uno o dos párrafos; la generalización es muy importante para poder recuperar la esencia del asunto que se narra. Es importante considerar que los acontecimientos narrados forzosamente plantean un elemento trasformador de las circunstancias y de los personajes que las ejecutan, pues, de otra manera, no sería válida ni relevante la narración de una historia donde no suceda nada. En resumen, hay una relación causa-efecto indisociable en todo texto narrativo.

Estructura narrativa:

La forma de relatar un acontecimiento se puede lograr de distintas formas, según la pericia del narrador. Existen diversas estructuras narrativas que tienen finalidades estéticas peculiares, sobre todo, en la literatura y el cine, pero es conveniente considerar las siguientes para fines académicos:

a) Estructura cronológica o lineal: Son las historias que obedecen a un orden natural, como lo planteó Aristóteles: hay un comienzo del asunto, luego, un desarrollo del asunto y, finalmente, el cierre o conclusión del asunto. Veamos el esquema siguiente:

Estructura lineal

b) Estructura in media res: Con esta locución latina, que significa “a la mitad del asunto, cosa o situación”, se les conoce a las estructuras narrativas que no comienzan de forma clásica; por el contrario, alteran el orden lineal de un hecho y lo inician, aproximadamente, a la mitad de la historia, en un punto estresante del relato, llamado clímax. Observemos el siguiente esquema:

Estructura in media res:

c) Estructura in extrema res: Esta locución latina significa “al final del asunto, cosa o situación”. Así se catalogan a aquellas estructuras narrativas que inician cuando la historia ya está por cerrarse. Lo interesante de esta forma de organizar los hechos narrativos es que ya “casi” todo está hecho, de lo que se trata es de conocer cómo fue que los implicados en el asunto llegaron hasta ese punto, en el que, generalmente, no hay retorno.

Estructura in extrema res

Ahora bien, es importante señalar que determinadas estructuras narrativas tienen mayor auge según la época histórica a la que pertenezca la creación del relato. Un ejemplo es el entorno actual: la narrativa busca muchos recursos para hacer menos predecibles las historias; por ello, los textos con estructuras no lineales son preferidos en el medio artístico, aunque las historias cronológicas siguen vigentes en ciertos soportes audiovisuales y escritos (Hernández, 2016).

Tiempo:

De forma muy sintética, pues es un tema complejo dentro del análisis narrativo, el tiempo de una historia se divide en dos tipos:

a) Tiempo interno —duración—: Es la imitación temporal, respecto con la duración del acontecimiento narrado, en términos reales. Por ejemplo, “Él nació, creció, amó y, finalmente, murió a los 60 años”. Esta frase encierra, en términos imitativos de la realidad, 60 años, pues va desde el nacimiento hasta la defunción del sujeto.

b) Tiempo externo —contexto—: Se refiere al contexto histórico, situacional y cultural en donde ocurren los hechos narrados.

Espacio:

Es el marco topográfico en donde ocurren los acontecimientos. Según el tipo de texto narrativo, puede ser real, figurado, cerrado, abierto, entre otras muchas posibilidades.

Personajes o personas:

Se les denomina personajes a los ejecutantes de las acciones relatadas por el narrador, cuando el hecho narrado es ficticio, como en el caso de las obras literarias, como cuento, novela, mito, etc. En cambio, al tratarse de un hecho de la vida real, se llaman personas a los ejecutantes de las acciones, pues el relato no tiene finalidades estéticas, sino fines ilustrativos o prácticos; por ejemplo, la crónica de un evento político o dentro de una exposición en un caso judicial, las personas implicadas en la narración de un hecho.


Asimismo, los personajes tienen una dimensión física —prosopografía— y además una construcción psicológica o de carácter —etopeya—. Según cada tipo de texto narrativo, estas dimensiones físicas y de carácter son de mayor o menor complejidad; por ejemplo, en una novela, encontraremos mayor hondura psicológica en un personaje que en un cuento, dada la extensión y profundidad con la cual el narrador expresará los hechos; en una nota breve sobre un acontecimiento actual en un periódico en línea, la magnitud con la cual se presentarán a los implicados en el suceso será mucho menor, en relación con una biografía sobre un destacado personaje histórico.

Exposición/Argumentación

En vista de las características que estas técnicas discursivas comparten, revisaremos dos que normalmente se presentan juntas y que son de suma presencia en el mundo académico, toda vez que hemos leído y convivido con esta modalidad discursiva a lo largo de nuestra formación académica media y, ahora, superior; se trata de la exposición y la argumentación.


Exposición

Los textos expositivos son aquellos que buscan presentar, de forma objetiva y clara, un fenómeno de la realidad; consisten en presentar ante un público, especializado o no, una determinada realidad. Por tanto, exponer significa efectuar la manifestación objetiva de un contenido o tema, con la finalidad de que otros conozcan uno o varios aspectos de esa circunstancia, siempre de forma objetiva. Ahora bien, la exposición como modalidad discursiva tiene especificidades que nos permiten situarla como el discurso escrito que mejor expresa aspectos académicos, es decir, textos que buscan sistematizar conocimiento. A continuación, te mostramos las características generales de dicha estructura discursiva:


a) Usa un lenguaje claro, preciso, denotativo y monosémico.

b) Es usual la presencia de numerosos tecnicismos en esta modalidad discursiva.

c) Posee una tendencia claramente objetiva, evita adjetivación innecesaria y juicios de valor sin sustento.

d) Se privilegia el tiempo presente del indicativo, pues éste le brinda al discurso un valor atemporal. También se recomienda el uso de formas impersonales —“se requiere”, “se aprecia”—, para la construcción del discurso expositivo.

e) Muestra el conocimiento del tema por parte del escritor; este bagaje se produce mediante la investigación, la lectura y el procesamiento de información, realizado de manera pertinente, honesta, organizada y adecuada, siempre enfocada a los fines que se persiguen.

f) Destaca el conocimiento fundamental y la representación objetiva de las ideas.

g) Requiere la delimitación, definición o caracterización del asunto tratado.

h) Necesita mostrar, de forma organizada, los datos para la comprensión del fenómeno tratado. Nunca se muestran numeralias o antecedentes desorganizados, irrelevantes o accesorios; deben estar esquematizados lo mejor posible.

i) Siempre se privilegia el orden cronológico en la exposición —inicio, desarrollo, cierre—, dadas las necesidades máximas de orden. No se puede exponer comenzando por la mitad, a diferencia de una narración artística, pues tiene finalidades distintas.

j) Se elige una estructura lógica —inductiva, deductiva o analógica— de lo particular a lo general y de lo general a lo particular o contrastando fenómenos similares o análogos. Así, podemos estructurar de lo individual a lo colectivo, de lo colectivo a lo individual, pero no de una parte de lo individual, seguido de una parte de lo colectivo y, posteriormente, regresar a una comparación, para después narrar un suceso jocoso.

k) Se procura la presentación de temáticas de calidad, actualidad y originalidad. Es deseable vincular los temas a exponer con las realidades a las que nuestro público se enfrenta. Esto no excluye los temas clásicos, sobre todo, en el área de las humanidades y las artes; lo idóneo es conectar el tema a exponer con el entorno actual.

l) La calidad de un texto expositivo se vincula con la seriedad con la que se aborda el asunto; si el tema tratado es producto de una reflexión y documentación, es lo correcto. Por el contrario, si es una verborrea de opiniones sin sustento, la exposición será desechada de inmediato.

Estructuras expositivas

Los textos expositivos se clasifican en inductivos, deductivos o analógicos y contienen esquemas de organización que corresponden a diversas estructuras expositivas. A continuación, te presentamos las básicas.

Estructuras expositivas

Argumentación


Por su parte, los textos argumentativos se centran en que nuestro interlocutor considere o apoye nuestras opiniones, juicios valorativos, posturas ideológicas, perspectivas estéticas, en fin, nuestro punto de vista respecto con una determinada realidad (Hernández, 2016); para ello, la argumentación debe echar a andar una compleja maquinaria de recursos estrechamente vinculados con la estructuración del pensamiento crítico.

Lo anterior resulta una necesidad en esta modalidad discursiva, pues, a diferencia de otras formas textuales estudiadas, la argumentación requiere del análisis para apoyar la postura del locutor o enunciador; esto sólo sucede si la opinión o postura, respecto con esa parcela de la realidad de la que opinamos, está apoyada en hechos verídicos, en la exposición pertinente de informaciones, la narración de una historia ilustrativa, la descripción de un fenómeno, los datos consultables y fidedignos, la exposición de las voces de una o varias autoridades intelectuales o teóricas en la materia tratada, la sabiduría popular respaldada de ejemplos y la información expuesta por medios de comunicación serios y con credibilidad comprobada. A estos apoyos se les denomina argumentos (Hernández, 2016). Los elementos que constituyen la estructura de la argumentación se muestran en el siguiente esquema:



Elementos del texto argumentativo


En conclusión, la exposición, como modalidad discursiva, está presente dentro de otras estructuras discursivas más complejas; un ejemplo de ello es la argumentación, pues para defender cabalmente una postura se requiere mostrar los componentes de cierta realidad, hecho, idea o concepto. Por tanto, en el mundo académico y profesional, es común encontrar textos que combinan las diversas modalidades discursivas, a favor de un proyecto de escritura más amplio. Por ello, no debemos extrañarnos si en una novela encontramos la exposición de un tema, hecha por un personaje o por el narrador mismo, aunque su modalidad discursiva mayor sea la narración.

Actividad. La tipología textual de un párrafo

En los párrafos de un texto, predomina alguna de las técnicas de escritura que hemos revisado, aunque, a veces, suelen encontrarse combinadas; lo importante es considerar que, a la hora de escribir, debemos tomar en cuenta cuál es nuestra finalidad para escribir y para qué nos puede servir cada una, según su tipo textual.


Autoevaluación. Determinar la utilidad de la tipología textual

Para alcanzar un objetivo comunicativo, es necesario saber identificar cuál es el tipo de texto que mejor nos ayuda para expresar nuestras ideas, por lo que es necesario saber qué características son compatibles con esta finalidad.


Fuentes de información

Básicas


Bibliografía

Baena, G. (1993). Manual para elaborar trabajos de investigación documental. Ciudad de México: Editores Mexicanos Unidos.

González, S. (2002). Manual de redacción e investigación documental. Ciudad de México: Trillas.

Loureda, Ó. (2009). Introducción a la tipología textual. Madrid: Arco/Libros.

Zacaula, F. (1999). Lectura y redacción de textos. Ciudad de México: Santillana.

Documentos electrónicos

Camacho, L. (2013). Manual estructura y redacción del pensamiento complejo. Ciudad de México: Dirección General de Publicaciones-UNAM. Consultado el 8 de abril de 2018 de http://ru.ffyl.unam.mx/handle/10391/3895

Complementarias

Bibliografía

Alonso, M. (1990). Ciencia del lenguaje y arte del estilo. Madrid: Aguilar.

Maqueo, A. M. (2016). Redacción. Ciudad de México: Limusa.

Martín, G. (1999). Curso de redacción. Del pensamiento a la palabra. Teoría y práctica de la composición y del estilo. Madrid: Paraninfo.

Serafini, M. T. (1996). Cómo se escribe. Ciudad de México: Paidós.

Cómo citar

Mejía, A. (2018). Tipología Textual. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAED/FES Acatlán-UNAM. Consultado el (fecha) de (vínculo).